Entrevista/Interview

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BrumaWave viajó a la Gran Manzana para entrevistar a una de las artistas latinoamericanas más

diversas en su forma de expresión, Leni Méndez. La bonaerense nos abrió las puertas de su estudio, un espacio místico, barroco, lleno de información misteriosa e imágenes sombrías.

Los pensamientos de Leni al igual que su arte son una mezcla de impecable caos e mordaz sutileza .

A continuación sus pensamientos:

BrumaWave: Muchas gracias por aceptar la entrevista, para BrumaWave es un honor conversar con una artista tan talentosa como tú.

Leni Méndez: ¡Muchas gracias a ustedes!

BW: Sabemos que eres multidisciplinaria y dominar varias técnicas en el arte lleva tiempo. Nos gustaría conocer la historia de cómo llegaste a ser una artista tan diversa.

LM: Mi carrera empezó en la secundaria, cuando a los 12 años decidí estudiar en una escuela de doble turno. En la mañana hacía el bachillerato y en la tarde Bellas Artes. Así me gradué como artista plástica y docente de Bellas Artes. No quería recibir ni pintura ni escultura porque me parecían campos muy reducidos y de una sola orientación. Entonces encontré el teatro y a través de él la escenografía. Estudié diseño de vestuario e iluminación, y al introducirme en ese mundo descubrí las múltiples posibilidades que una persona tiene para expresarse. Además, exploré la fotografía, la expresión corporal y trabajé directamente en escenografía con directores y actores, dándome cuenta que me interesaba jugar con los objetos en movimiento en el espacio y que debía dirigir mis propias obras para hacerlo como yo quería y no interrumpir la puesta en escena de otra persona. Deseaba generar una puesta en escena ya sea de objetos o de movimientos de actores con los objetos, para lo cual estudié e investigué dirección teatral. Soy como un servicio técnico con criterio artístico y conocimientos de diseño.

BW: Tu arte tiene un tinte de oscuridad, ¿de dónde viene esta oscuridad?

LM: Considero que la oscuridad en mi arte se relaciona con las preguntas que constantemente me hago a mí misma acerca no solo de mi persona, sino de la humanidad, de aquello que también nos vuelve humanos y generalmente tendemos a tapar: nuestra sombra. Como artista siempre sentí la necesidad de exponer esa sombra, de dejarla afuera, sacarla de mí y tener un diálogo con ella, por eso hablo de preguntas, pues una pregunta que se genera en mi cabeza, con el reflejo de mi expresión, termina siendo una obra. Puedo tener un diálogo e integrarla de una forma más saludable, saludable para todos, no solo para mí. Pienso que la oscuridad necesita un espacio en la vida del ser humano. Los artistas tenemos la oportunidad de mantener ese dialogo con nosotros mismos y con todas las personas que se acercan a nuestro arte también.

BW: ¿Cómo influye en tu arte el vivir en un país que no es el tuyo?

LM: Creo que el arte siempre está influenciado por la vida misma, por las experiencias que tenemos y al no vivir en el lugar de origen se deja el espacio de confort. Eso hace que uno esté todo el tiempo en movimiento, cuestionándose, tratando de adaptarse. Hay un sitio de supervivencia que permite tener libertad de movimiento, pero hablo de un movimiento interno que como artistas es la esencia, la materia prima para exponer una obra. Para exponer en el sentido de creación, no de exposición para otros.

Considero que siempre es buena la experiencia de vivir en otros lugares, conocer otras culturas y otros artistas. Particularmente Nueva York tiene una gama cultural muy amplia y recibe a artistas de todo el mundo. Estar aquí es un privilegio, pues me permite tomar constantemente esa información, consciente o inconscientemente. Así, se va modificando mi mirada, mi estética, mis ganas de hablar sobre un tema. Pienso que en mi vida ha sido muy importante salir de ese lugar de confort y vivir hoy en Nueva York.

BW: Quisiéramos que nos cuentes sobre la importancia de la autogestión en tu trabajo.

LM: La autogestión tiene mucha importancia. Por un lado, trabajo como diseñadora técnica para músicos, directores y obras de teatro, lo cual me permite recibir un pago y tener un gran espectro de intercambio con artistas. Pero, el afán de concretar mis obras, en las que busco expresarme por medio de un lenguaje propio, una identidad y tengo una idea muy concebida por mí a la cual debo ser fiel y convertirla en realidad, hace que vaya generando otras formas de trabajo para lograrlo, eso es bueno porque te da mayor autogestión y te hace abrir tu cabeza de manera creativa no solo hacia la obra, sino a cómo poder producirla. Debes conquistar y convencer a las personas a que te ayuden o buscar otros recursos alternativos para cristalizar una idea que tienes como artista, Incluso hasta esos recursos a veces generan algo más rico que tu idea inicial. Aunque, a veces eso también significa un motón de energía que uno invierte en producir una obra, que por momentos te gustaría aprovecharla en la parte creativa. Sin embargo, cuando tengo una idea y unas ganas de contar algo tengo que cristalizarlo, no puede estar en mi cabeza esperando que venga, no sé, el Tío Sam (risas) y me dé el dinero. Es tan fuerte la necesidad de concretarla que busco los medios para poder hacerlo.

BW: ¿Qué proyectos tienes a futuro?

LM: En este momento estoy trabajando con un grupo de artistas del Ecuador en la adaptación de la novela Edén y Eva de Huilo Ruales, para lo cual se ha generado todo un movimiento de investigación con el fin de llevarla al teatro. Si bien el texto aborda una temática vinculada particularmente con el leguaje de Quito, a través de mi mirada foránea busco convertirla en una propuesta más universal que pueda ser comprendida a la vez en el extranjero. El grupo que se gestó en Quito está conformado por artistas especializados en sonido, iluminación, arte performático, con quienes estamos avanzando y encontrando nuevos medios de dialogo con la obra, por lo que esperamos que pronto esté en la escena del Ecuador y del mundo. Por otro lado, constantemente tomo fotografías, hago pequeños objetos, dibujos o pinturas que nunca sé con exactitud hacia donde van, pero que se convierten en pistas que me llevan a nuevos proyectos. En Buenos Aires trabajo con otros artistas creando un texto para lo que será una obra de un tenor más performático: una instalación de arte con una intervención teatral.

BW: Gracias por concedernos esta entrevista, ¿algunas palabras finales?

LM: El mundo hoy es un lugar que nos provoca constantemente. Ya no hay una zona de confort, como decía antes, donde uno pueda sentirse fuera del mundo. Como artistas nosotros tenemos un rol social que se relaciona con expresar lo que otras personas no pueden, no se animan o no saben cómo. Nuestro compromiso tiene que ver con poner voz, imágenes, sonidos, palabras a esa expresión de todos. Creo en los artistas latinoamericanos, porque es la sangre mía y la que más conozco. Considero que frente a las crisis y las problemáticas sociales, los artistas del mundo tenemos el papel fundamental de tomar las armas, pero armas creativas y generar ese espacio para todos.

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